Me despido del árbol, la ciruela y los verdes brotes.
Del olor a lino y el té hirviendo de mañana.
Ya no entro a mi cuarto pisando notas
ni guardo tus apuntes debajo de mi cama.
Bueno, sumo a olvidar esas cartas ya por perdidas,
despedidas de algún intento.
No veo a ese pájaro particular mecerce en las puntas de los pinos
ni veré a la jirafa que ahora viaja por hojas norteñas.
Los despido.
Despido la metástasis de dolor que guardan mi mano y pie izquierdo
y a estos ojos ya secos de alegría y ahogados de tanto amor.
4 comentarios:
Hasta luego.
me encantó ese final.
aunque nos vayamos...todo eso que nos llenó, ya es parte de nuestro cuerpo, de nuestro ser...
Un abrazo.
gracias por guardar misterios
gracias por el encuentro
gracias por las sonrisas
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